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Entrevista a José Luis Lens: “tiene que haber preguntas para que haya educación, ya que sin diálogo no hay educación”.

por Pablo Moreno
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José Luis Lens

Entrevista a José Luis Lens: “tiene que haber preguntas para que haya educación, ya que sin diálogo no hay educación”.

José Luis Lens es doctor en Filosofía y Ciencias de la Educación. Trabaja como Coordinador Académico-pedagógico del Centro de Project Management en UTN-FRBA. Además es Profesor Titular de la Cátedra de Educación Popular en la FCH-UNCPBA y Profesor Adjunto de Ciencias Políticas en la UBA-CBC.

¿Qué quisieras contarnos sobre vos? (personal y profesionalmente)

Lo que más me gusta, además de enseñar (creo que tengo vocación de educador) es investigar. Investigar y escribir. Yo escribí como 15 libros en total, o más. Ahora paré un poco con el último libro que escribí sobre la alfabetización política del soberano. Lo llamo así porque es el tema de la educación política del ciudadano. Se podría armar un taller muy interesante, pero hay un problema que es la cuestión política. La ciudadanía en general no separa lo que es politización de partidización, eso te digo es un problema y un desafío. Por eso el libro que publiqué el año pasado, es una investigación que vengo haciendo hace como 15 años. Todo siempre en el tema de la educación y bastante enfocado a la educación popular. Por eso también mis cursos tienen que ver con eso. 

En el experto en capacitación corporativa, lo que hago es trabajar un poco lo que es la educación de las personas. Sobre todo la educación política en el sentido aristotélico. Entendiendo la política como una acción fundamental en la sociedad. Pero no ligada a los partidos, porque cuando metemos a los partidos no se puede trabajar. Empiezan las peleas.

Hay que entender la política como una acción fundamental para desarrollar sociedades convivientes, de una manera pacífica, para poder desarrollarnos todos. Esta es la diferencia que me cuesta mucho que la gente entienda, que el público lo entienda. Entonces se niega la política y negarla es algo totalmente esencial a una comunidad, incluso a una empresa u organización. En todas partes hay política, pero diferenciando lo que es politización de partidización. Por eso cuando la gente dice yo soy apolítico, no hay ninguna opción de serlo, sí apartidario. Porque todas las decisiones que tomamos tienen consecuencias políticas. Ese es uno de los puntos que me gusta mucho y creo que me enriquece en todos los cursos que hago.

Te puedo contar sobre esta pasión por la investigación que sigo todo el tiempo. En el caso de la educación me sirvió para salir del marco escolaricista, yo lo llamo didactista. Hago una crítica muy fuerte al sistema educativo tradicional. Me dediqué a la educación y después fui profesor de ciencias políticas en la UBA durante 35 años. Eso me dio mucho rédito desde el punto de vista del conocimiento de la política.

Entonces empiezo con filosofía, mi primera carrera fue la Licenciatura en Filosofía, en la Universidad del Salvador. Yo lo conocí al Papa porque hice un año en el seminario de San Miguel y ahí estaba Bergoglio. Los años te dan y te quitan. Es evidente que uno más joven tiene más energía y menos achaques. Pero conocí un montón de personas. 

Después me dediqué a la educación, hice una Maestría en Sociología de la Educación y posteriormente un Doctorado en Filosofía y Ciencias de la Educación. Entonces tengo tres disciplinas: filosofía, educación y ciencias políticas. Esos tres andariveles son los que me formaron. Por eso también soy un poco crítico. Aunque acepto lo tecnológico, soy crítico de la idea de que la tecnología por sí sola va a cambiar los paradigmas. No hay posibilidad de cambiar porque la tecnología es un instrumento. El tema de la Inteligencia Artificial, que estoy empezando a investigar, me preocupa. Porque la IA nunca va a superar a la inteligencia humana. Porque le falta el componente emotivo, lo emocional. 

No estoy en contra porque me parece un instrumento extraordinario, sabiendo usarlo. La clave de la IA es saber usarla. Yo tengo una persona que está investigando y a veces le pregunto. Me dio algunas pistas para preguntar, la clave es saber preguntar. Porque si no te dice cualquier cosa, llega hasta el 2001. Y no hace búsquedas en internet. Vos le preguntas sobre una publicación tuya y te dice cualquier cosa. Si la sabes usar es un instrumento muy interesante.

¿Cómo enseñás en tus cursos?

Enseño a partir de una teoría que fui desarrollando, tengo una referencia muy fuerte con Paulo Freire. Mi teoría sería lo que yo llamo el constructivismo dialógico. Elaboré como una especie de lema. Me preocupó siempre ¿qué es enseñar?, y el lema es “enseñar es el arte de ayudar a aprender”. Si uno profundiza en esa idea, uno apunta a que trabaje el alumno. Mi tarea es lograr que el alumno se motive, darle los instrumentos que necesita para eso. Pero que sea él quien hace todo el proceso. 

Porque en el modelo tradicional hay demasiada explicación. Yo lo llamo “profesor explicador”, porque creen que porque explican bien, el alumno aprende. Y el alumno aprende si se moviliza para construir conocimiento. Porque si no eso que le estás explicando lo va a retener memorísticamente y no va a construir conocimiento.

Lo aplico, por ejemplo, no haciendo exposiciones largas en los encuentros sincrónicos. Son exposiciones cortas, como máximo 10 minutos. Y después introduzco una serie de preguntas para que los alumnos pregunten o para debatir. Porque tengo que tener retroalimentación continua. Yo no puedo enseñar si no hay retroalimentación continua. Porque yo explico, pero cómo sé si eso tiene efecto o está causando movimiento en el alumno. Eso lo sé cuando pregunto. Por eso es como una pedagogía de la pregunta. Tiene que haber preguntas y si no las hay las tengo que generar yo.

Porque si no hay preguntas no hay diálogo. Y si no hay diálogo, no hay educación constructivista o la educación que a mí me gusta. Que yo creo que es educación. Porque lo otro termina siendo una especie de manipulación porque las personas repiten. Esto se ve en la sociedad de hoy, ha bajado mucho el pensamiento crítico. El sistema educativo no enseña a pensar críticamente y eso es un gran problema que se conecta con la idea de la alfabetización política del ciudadano. Porque el ciudadano frente a un modelo de comunicación que es manipulador, porque hay una concentración mediática tremenda, no puede desmontar la mentira. Y lo que ahora llamamos fake news. Porque no tiene capacidad crítica y eso es fundamental en mi concepción de la educación. 

Pero la escuela no enseña eso porque está en manos de los sectores dominantes. Estuvo históricamente y sigue estando. Porque como decía Paulo Freire, las clases dominantes no se suicidan. Por lo tanto, va a seguir así y ese es un problema grave, que se agrava aún más con los medios de comunicación que están concentrados.

Trato de promover el pensamiento crítico.

¿Qué desafíos encontraste en la docencia?

Bueno, los desafíos que tenemos con lo que yo llamo el didactismo de la educación tradicional. De poder salir de ese didactismo, de ese encuadre que no es constructivista. Es más bien conductista. Yo hice muchas investigaciones en escuelas y en institutos y te dicen que siguen la teoría constructivista y después ves las clases y son conductistas. Porque son autoritarios, es otro problema de la escuela. Es una educación centrada en el docente. 

A mí me interesa la educación centrada en el alumno. Tampoco me gusta el término alumno porque significa “sin luz”. Trato de no usarlo, pero todo el mundo lo usa. Alumno es una palabra latina que significa “el que no tiene luz”, quiere decir que la luz se la da el profesor. Y ese tipo de educación siempre lo critiqué. No creo que nosotros iluminemos, somos más bien facilitadores y promotores de la criticidad del alumno.

¿Qué desafíos encontraste durante y después de la pandemia?

Cambios noté, por ejemplo, se valorizó la educación a distancia. También me di cuenta lo importante que es lo que yo llamo, la presencialidad física. Porque nosotros estamos acostumbrados a decir educación presencial y virtual. Y no, esta educación también tiene presencia, estamos ahí, estamos dando clases. Pero la presencialidad física tiene algo que valoricé más en la pandemia. Ahí me di cuenta del valor que tiene, desde el punto de vista de la socialización, dar clases en presencialidad física.

Pero se valorizó más la educación a distancia. Y apareció la idea de lo híbrido que me parece que es la clave. Ahora ya no estamos distinguiendo presencialidad y virtualidad. En las universidades ya veníamos utilizando plataformas de formación. Yo tenía la plataforma y ahí intercambiamos, usábamos los foros y subíamos materiales.

Lo que vi es eso, valorización de la educación a distancia y revalorización de la educación presencial física.

¿Nos brindarías una reflexión sobre la práctica docente en la educación a distancia?

Para mí la educación a distancia es un instrumento extraordinario. Porque no tiene límites espacio-temporales. Podemos hacer una clase con gente de cualquier parte del mundo y eso es invalorable. 

Y después hay una cuestión con la competencia docente. El que es buen docente en la presencialidad física también lo es a distancia. Es decir, esas especializaciones que tengo que tomar. Primero es ser buen docente, después con esta modalidad podemos hacer cosas muy interesantes. 

Para mí es muy valiosa la educación a distancia y la defendí siempre cuando la criticaban. Cuando apreció existía el miedo de quedarse sin trabajo. Hace bastantes años los docentes pensaban que se iban a quedar sin trabajo. Y nada que ver, en absoluto. Es un instrumento más y muy importante. Tiene un impacto democratizador, con esto llegas a lugares que no llega la educación tradicional. Y esto tiene un valor incalculable. Porque para democratizar la educación este modelo es extraordinario, y llegó a hacerlo. 

Lo que sí siempre tengo en claro que estos son instrumentos, porque algunos pensaban hace un par de años que la tecnología educativa iba a cambiar el paradigma educativo. No van a cambiar ningún paradigma, pero tiene todas estas virtudes que digo. Quienes vamos a cambiar el paradigma educativo somos los docentes y la comunidad. Entonces aparece una confusión ahí. Si vos sos un docente tradicional que no has investigado y no has tratado de mejorar, la nueva tecnología no te va a dar el salto que vos pretendés.

En un momento se comparaba educación presencial y a distancia. No tiene ningún sentido compararlos para ver qué es mejor o peor. Entonces la idea de híbrido me parece que es la mejor. Porque lo híbrido implica no hacer esas comparaciones que no tienen sentido. La educación a distancia tiene elementos que no tiene el otro modelo. Y la presencialidad física tiene el hecho de la convivencia en persona y socialización. Si se cruzan pueden dar resultados extraordinarios. 

Antes se discutía que era mejor o peor, ahora ya no. Porque se pensaba que esto iba a desplazar el otro modelo. Lo que vino a hacer es un salto extraordinario en educación. Por eso la idea de confrontar los modelos no tiene ningún sentido. Usémoslo en forma híbrida o como podamos. Si no podemos en el mismo territorio, utilizamos el modelo de educación a distancia.

Todo tiene que ver con cómo se utiliza. Porque los medios de comunicación han crecido enormemente, pero su utilización tiene elementos nocivos en cuanto a manipulación de la sociedad.

Cursos impartidos por José Luis Lens

Los cursos que dicto son:

Experto Universitario en capacitación corporativa (8 módulos independientes). 

Experto Universitario en educación socio-comunitaria (4 módulos)

Diseño, redacción y organización de tesis (3 módulos)

Fundamentos y competencias para la capacitación del personal en las organizaciones

El pensamiento vivo de Paulo Freire.

Además, coordino una cantidad importante de cursos de hotelería.

1 comentario

Ramon Horacio Galarza 14 mayo, 2023 - 19:54

Excelente entrevista a José Luis Lens destaca la importancia del diálogo y las preguntas en la educación. Su enfoque constructivista y crítico promueve la participación activa de los estudiantes y el desarrollo del pensamiento crítico. Además, resalta el valor de la educación a distancia como una herramienta poderosa para llegar a más personas y democratizar la educación. Sin embargo, también advierte sobre los posibles efectos negativos de la manipulación mediática y la falta de pensamiento crítico en la sociedad actual. En general, la entrevista invita a reflexionar sobre el papel de la educación en la formación de ciudadanos conscientes y comprometidos.

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