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Ana María Rozzi de Bergel: “El saber es una construcción colaborativa”.

por Julieta Ludueña
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entrevista docente

Ana María Rozzi de Bergel, es profesora de CeL y tiene una amplia trayectoria en diversos campos de la educación. Ella dice: “La educación a distancia ofrece más garantías de calidad que la presencial”.

Entrevistamos a la docente Rozzi de Bergel quien se presenta como rosarina de nacimiento y porteña por adopción. Es viuda desde 2011 y su círculo familiar más cercano se compone por dos hijas, su yerno y su nieto. 

Reconoce que no ha estado siempre en la misma actividad y en educación tampoco. Rozzi de Bergel ha incursionado en el mundo del teatro y de la ópera. El  primer título de Ana María Rozzi fue de Profesora de Inglés. Ha sido docente en todos los niveles, ha participado en congresos y conferencias. Además ha escrito varios libros para Macmillan y artículos para el suplemento educativo del Buenos Aires Herald y la revista Idiomanía. 

Rozzi de Bergel es parte del Centro de e-Learning desde 2019, donde ha participado en varios cursos. Si bien admite tener varios intereses lo que la apasiona es la educación tanto la docencia como la gestión. 

Las competencias para dirigir y orientar un equipo de gestión no son las mismas que para la docencia y requieren capacitación.

La trayectoria y la capacitación permanente

Con la experiencia de haber sido actriz, directora y régisseuse, ha realizado adaptaciones de textos dramáticos y desde hace diez años se dedica a la investigación teatral. En este último terreno, ha publicado tres libros con el patrocinio del Instituto Proteatro del Ministerio de Cultura de CABA y EUDEBA y tengo otro en preparación.

– ¿Qué crees de la gestión de las instituciones educativas?

-AR: Como tuve la oportunidad de dirigir o coordinar algunas instituciones educativas, estudié Licenciatura en Gestión Educativa y Magister en Gestión de Proyectos Educativos. Siempre me pareció mal que se ponga en posición de gestionar instituciones a los docentes que tienen una buena trayectoria como tales. Las competencias para dirigir y orientar un equipo de gestión no son las mismas que para la docencia y requieren capacitación. 

¿Y cómo llegó a estudiar la Licenciatura en Gestión Educativa?

-AR: Decidí en un momento que debía hacer una síntesis entre el arte, los idiomas y la educación, así que cursé y obtuve en la UCA el Doctorado en Sociología, ciencia donde convergen todos esos campos. En 2005, la Universidad CAECE, en la que ya trabajaba, me designó para crear su Servicio Institucional de Educación a Distancia. Me permitieron elegir mi equipo y esta etapa de mi carrera, que fue la final, también fue la más satisfactoria. Duró hasta 2018 y el trabajo resultó apasionante y muy fructífero. 

Su trabajo en CEL

¿Qué cursos dictás con nosotros y hace cuánto tiempo?

-AR: Cuando creía que me había retirado, apareció la posibilidad de trabajar con el Centro de e-Learning de UTN FRBA. Comencé en 2019 con dos Diplomados, uno en creación de materiales y otro en tutoría para educación a distancia. Luego decidí descartar estos cursos y crear el Diplomado en Educación a Distancia y Educación Combinada a Nivel Superior, en 2022. Ahora lo dicto con las Lic. Marina Mattarolo y Mayerling Zapata López, dos colegas extraordinarias, y también soy responsable de un Taller de Escritura Académica que comencé en 2020.

¿Cómo enseñás en tu curso?

AR: Me gusta la economía de recursos, la organización con flexibilidad y estar siempre disponible para consultas, opiniones e intercambio de saberes. Por supuesto, asumo la responsabilidad de conocer a fondo los temas de los cursos y procuro ser imparcial y empática. Me veo como coordinadora y guía del proceso de aprendizaje de mis alumnos, y no creo que unos enseñamos y otros aprenden.

En un curso, todos aprendemos. No estoy de acuerdo con el mensaje del Himno a Sarmiento en aquello que “al darle el saber le diste el alma”. La gente ya tiene alma antes de conocernos y damos tanto a los estudiantes como ellos a nosotros. El saber es una construcción colaborativa, en gran parte.

¿Cómo son tus clases sincrónicas?

AR: Las organizo con objetivos y temario y contemplo la participación de los presentes, pero también su ausencia. Al tratarse de cursos extracurriculares, no se puede hacer obligatoria la asistencia, pero tampoco desearía que lo fuera. 

Es importante dar opciones al alumno a distancia en este tipo de cursos. La participación de mis co-tutoras hace las clases más interesantes, porque hay más aportes y puntos de vista.

¿Qué desafíos fuiste encontrando a lo largo de tu práctica docente? ¿Cómo los resolviste?

-AR: En la educación a distancia universitaria, el mayor desafío fue proveer materiales y trayectos de estudio coherentes y cohesivos, con variados recursos. La redacción de textos presentó una dificultad interesante: escribir con solidez académica pero con  estilo dialógico, para que los alumnos sientan que nos dirigíamos a ellos en forma persona. 

Otro desafío importante fue encontrar medios para conocer mejor a los estudiantes y también para saber su nivel de conocimientos previos y que lo averiguaran ellos. Esto lo resolví con autotests, actividades iniciales de apoyo y materiales complementarios.

Desde la gestión, el mayor desafío provino de los colegas que se resistían al cambio, a evolucionar hacia la educación combinada o la educación a distancia. Con mi equipo, resolvimos casi todos estos casos brindando capacitación y apoyo. Los que quedaron en el camino, creo que se perdieron algo muy interesante y valioso: la posibilidad de crecer.

¿Notaste cambios durante o después de la pandemia? Si fue así, ¿cuáles?

-AR: Durante la pandemia tuve una gran satisfacción. Supe que la estructura de educación a distancia y combinada que había dejado en la Universidad CAECE, perfeccionada por quienes me sucedieron, resultó muy útil para enfrentar las dificultades de continuar con la actividad educativa. 

Como docente en un Diplomado cuyos alumnos son docentes, luego de la pandemia noté que habían descubierto los medios virtuales y sus beneficios. 

Sin embargo, muchos lo hicieron de forma desordenada, improvisada, porque las instituciones no se habían preparado de manera adecuada. Los docentes que carecían de capacitación se limitaron a reproducir su trabajo presencial, pero por videoconferencia. Hicieron un gran trabajo, un esfuerzo descomunal y los admiro, pero ahora necesitan explorar, ampliar y sistematizar esa experiencia para que se traduzca en más calidad educativa. 

Las instituciones deben acompañarlos en esta elaboración y el país necesita cerrar la brecha tecnológica.

Una última reflexión sobre la práctica docente en la educación a distancia

Creo que la docencia a distancia está rodeada de mitos que crearon los que resisten las innovaciones. La educación a distancia ofrece más garantías de calidad que la presencial, porque se hace en equipo y todo queda registrado para evaluarse y reverse cuanto sea necesario. Esta adecuación al trabajo en equipo y a la exposición total es uno de los grandes aportes de la educación a distancia a la docencia. Los docentes que se adaptan, se enriquecen con esta forma de trabajo. 

El alumno tiene oportunidades de estudiar por diversos medios y en sus tiempos y también existe un acceso personalizado a la relación con el docente. Solía decir a mi equipo que íbamos a redefinir la distancia. Así lo creo.

La distancia puede ser métrica, pero también hay otra, la que separa a las personas en cuanto a su interacción, su empatía y su comprensión. Este tipo de distancia se suele resolver mejor por medios virtuales que en la presencialidad. Es un cliché generalizar lo contrario.

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