Vivimos en un mundo laboral que valora la comunicación como habilidad esencial. Es por ello que es ineludible que tengamos que realizar presentaciones en público para exponer. Y se vuelve muy importante el hecho de quitar los nervios a la hora de hablar.
Compartimos algunas recomendaciones para hablar frente a auditorios de distinta consideración, sin nerviosismo.
Potenciar la capacidad de hablar en público y realizar diversos tipos de presentaciones frente a otras personas, permitirá fortalecer tus competencias profesionales y mejorar tus niveles de empleabilidad. Esto teniendo en cuenta que en la mayoría de las búsquedas laborales se menciona como requisito excluyente la habilidad para comunicarse.
El arte de hablar en público es una habilidad cada vez más requerido en ámbitos profesionales, y tiene amplia incidencia en la construcción exitosa de tu marca personal.
Las oportunidades que tendrás para expresarte a lo largo de tu vida laboral ante una determinada cantidad de personas, son múltiples:
- en eventos, dictando un webinar, impartiendo un taller u ofreciendo una conferencia,
- durante procesos formativos, trasmitiendo conceptos, prácticas o experiencias,
- en reuniones corporativas, explicando un informe o planteando un punto de vista, presentando un producto ante clientes internos o consumidores, liderando una reunión de ventas, trasmitiendo protocolos al personal, dando la bienvenida a nuevos colaboradores o proveedores,
- en el marco de acciones de prensa, respondiendo a las preguntas de un periodista
- en redes sociales, haciendo vivos o videos en YouTube, Facebook, Instagram o Linkedin,
- en interacciones profesionales con otros colegas para desarrollar relaciones institucionales y trasmitir las características de la organización en la que te desempeñás.
Contar con la capacidad de trasmitir una idea, una recomendación, un concepto, una técnica de venta, un procedimiento o un protocolo de seguridad, en forma adecuada, conectando asertivamente con la audiencia y generando una experiencia enriquecedora, hoy es un aporte de valor que tiene alta consideración por parte de las empresas.
Índice de contenidos
- ¿Se puede adquirir la habilidad de comunicarse en público?
- ¿Qué es el nerviosismo?
- 10 tips para hablar en público
- 1. Implementar estrategias de autoayuda
- 2. Reconocer las propias limitaciones
- 3. Preparar adecuadamente la presentación
- 4. Conectar con la audiencia
- 5. Personalizar el mensaje
- 6. Tomar clases de coaching o actuación
- 7. Desplegar recursos de apoyo
- 8. Incorporar el storytelling como conductor del relato
- 9. Plantearse respuestas para superar circunstancias adversas
- 10. Visualizar el éxito
- ¿Cómo puedo mejorar más en presentaciones en público?
¿Se puede adquirir la habilidad de comunicarse en público?
Si no contás con la capacidad natural para poder comunicarte con soltura y claridad frente a otras personas –como le ocurre a la mayoría de las personas-, es posible adquirir esta habilidad con entrenamiento, práctica y perseverancia, para lograr presentaciones claras, interactivas y estimulantes.
La clave reside en desarrollar en paralelo dos tipos de lenguajes, para lograr ser persuasivos y elocuentes, ya que como destaca Diego Salazar en la introducción del curso ‘Oratoria para Empresarios’, impartido desde el Centro de e-Learning de la UTN.BA, lo importante no es sólo lo que se dice, sino cómo se dice:
- Lenguaje verbal: es el tipo de comunicación que utiliza signos lingüísticos en el mensaje.
- Lenguaje corporal: tipo de comunicación en la que los gestos, los movimientos de las manos o los brazos, y la postura corporal, constituyen un apoyo para enfatizar o acompañar a la expresión vernal.
El psicólogo Albert Merhabian destacaba que la comunicación personal se compone de lo que decimos (7%), el tono en cómo lo decimos (38%) y el lenguaje del cuerpo (55%). Es decir, que el 93% del proceso no estaría relacionado con el contenido de un discurso sino en las formas en las que se lo expresa, donde más de la mitad de la carga está puesta en lo corporal.

En definitiva, cuanta mayor sea la cantidad de herramientas y técnicas que tengas a disposición, mayores serán tus posibilidades de conseguir en cada interacción un resultado satisfactorio y exitoso.
Por ello, te compartimos algunas prácticas recomendadas para mejorar tu capacidad oratoria, o desarrollarla, sin que los nervios o la ansiedad conspiren en contra de tus objetivos.
¿Qué es el nerviosismo?
El nerviosismo está vinculado con hechos concretos con los que tenemos que lidiar en la cotidianidad, como dar un discurso en público, asistir a una entrevista de trabajo o prepararnos para un examen importante. Se trata de una reacción ante una situación que percibimos como atemorizante.

El miedo a hablar en público es una forma de ansiedad frecuente, que puede variar desde un nerviosismo leve a un miedo paralizante y pánico. Lo importante es que con preparación y persistencia es posible superarlo.
En este sentido, el especialista señala que es normal sentirse nervioso o ansioso al hablar en público, lo cual se conoce como ansiedad por el desempeño.
En tanto, Silvia Álava Sordo, psicóloga y autora del blog La Psicología es para todos los días, refiere a algunas somatizaciones de la tensión que puede experimentarse antes de una presentación, como tener el estómago hecho un nudo, sentir seca la boca o tener las manos sudorosas. En este sentido, expresa que nos ponemos nerviosos al hablar en público porque estamos adelantando pensamientos negativos respecto a dicha presentación.
Para trabajar sobre el nerviosismo a hablar en público sugiere contestar algunas preguntas: ¿Cuál es mi problema? ¿Cuál ha de ser mi actuación? ¿Qué puedo hacer? ¿Cómo lo voy a hacer? Las respuestas permitirán detectar si el problema está en que nuestra presentación no está bien elaborada, o si nuestra inquietud está relacionada con el nivel de desempeño.
10 tips para hablar en público
A continuación acercamos 10 claves para poder realizar presentaciones en público sin estar nervioso:
1. Implementar estrategias de autoayuda

Para controlar los nervios, Rosario Linares realiza algunas recomendaciones útiles:
- Aprender a respirar, de un modo lento y acompasado para enviar mensajes al cerebro de que todo está bien.
- Conectar con la naturaleza: realizando un paseo por un espacio tranquilo y silencioso previo a la presentación que debemos realizar.
- Practicar técnicas de relajación. Por ejemplo, la relajación muscular progresiva de Jacobson, o el entrenamiento autógeno.
- Recurrir a la meditación, a través de diversas técnicas como el mindfulness, o evocando imágenes relajantes.
- Cuestionar tus pensamientos: en momentos de nerviosismo a muchas personas le vienen a la mente ideas poco realistas, que tienen un fuerte impacto en tu estado emocional, frente a las cuales es importante recordar que no se trata de una catástrofe sino tan solo de una exageración de tu mente, que reacciona asustada.
2. Reconocer las propias limitaciones
Identificar y trabajar sobre nuestras debilidades, nos permitirá aprender a superar o controlar:
- reacciones emocionales (miedo a la aceptación o el denominado pánico escénico),
- problemas de dicción,
- vicios del lenguaje (palabras que se repiten con alta frecuencia o pronunciar la ‘e’ durante varios segundos).
3. Preparar adecuadamente la presentación
Teniendo en cuenta algunas cuestiones clave, contaremos con la posibilidad de realizar presentaciones más consistentes y asertivas. Para ello es importante:
- Estructurar el discurso en detalle para poder tener dentro de esa estructura la posibilidad de improvisar y lograr espontaneidad, evitando situaciones de lectura directa o recitados de memoria (salvo en los conceptos esenciales).
- Adquirir el mayor nivel de conocimiento sobre el tópico a abordarse.
- Fraccionar el mensaje acorde a las partes que determines del discurso: introducción, desarrollo y cierre.
- Resumir las ideas a presentar en puntos clave.
- Analizar a la audiencia para organizar el mensaje en función de sus necesidades, obteniendo la mayor cantidad de información al respecto con anterioridad (sector en el cual se desempeñan, composición etaria, si se trata de profesionales o académicos, entre otras variables).
- Considerar el objetivo de lo que se quiere trasmitir al momento de crear el discurso, para obtener la respuesta esperada por parte del auditorio.
- Establecer los mecanismos de obtención de rapport por parte de las personas con quienes interactuarás, para establecer una conexión y estimular a la audiencia.
- Seleccionar las herramientas de comunicación adecuadas a la ocasión.
4. Conectar con la audiencia
Un error que cometen muchos presentadores es despersonalizar al público, imposibilitando cualquier tipo de interacción y obtención de feedback que permita enriquecer, potenciar o bien reconducir un discurso. Hay quienes simplemente miran su ayuda a memoria y no conectan con el público, o hablan continuamente durante largos períodos, generando experiencias poco estimulantes.
Sin duda, enfrentarse a una audiencia numerosa puede generar cierto vértigo e incertidumbre, en relación a dónde poner el foco de atención en un auditorio extenso.

La sugerencia es tomar como referencia a uno, dos o tres asistentes del público, y eventualmente fijar como punto de atención a quienes generen mayor feedback a través de sus reacciones corporales (asentimiento, sonrisas). Es más sencillo, para quienes comienzan a realizar sus primeras intervenciones en público centrarse en pocas personas de la audiencia y dirigirse a ellos.
Lo interesante es que cuando se genera el efecto de estar hablándole a alguien, se incrementa la precisión en lo que se dice y sobrevienen sensaciones de seguridad.
Adicionalmente, Craig N. Sawchuk, recomienda no tener miedo a los instantes de silencio, cuando se pierde el hilo de lo que se está diciendo o cuando la mente se pone en blanco. Esa pausa puede convertirse en un momento que se le aporta a la audiencia para que reflexione sobre lo que se ha dicho. Para salir del lapsus, respirar profundo puede ser de gran ayuda.
Mónica Torres sugiere no obsesionarse con cada palabra ni intentar controlar al pie de la letra lo que se va a decir. Citando a la psicóloga Sian Beilock recomienda concentrarse en el resultado de lo que intentas decir y recurrir a pensamientos positivos.
5. Personalizar el mensaje
En reuniones corporativas que cuentan con la participación de una cantidad limitada de asistentes, siempre resulta positivo hacer referencia a cada uno de los participantes mencionándolos por su nombre en diferentes tramos del desarrollo, para generar puentes de contacto permanentes.

Cuando las audiencias son más extensas se puede hacer preguntas directas a distintos participantes que permitan ir conduciendo el relato en forma colaborativa, partiendo de la idea de que una presentación no deja de ser una conversación.
Esta práctica permite distribuir la carga de la presentación y no concentrar todo el esfuerzo en quien la lidera, operando como una válvula de auxilio frente a baches que puedan producirse.
6. Tomar clases de coaching o actuación
Incorporar habilidades de expresividad corporal en tus presentaciones es central. Un mayor control del cuerpo y la capacidad de instrumentarlo en función del impacto que buscamos generar con el mensaje a trasmitir, siempre nos entregará muy buenos resultados.

7. Desplegar recursos de apoyo
La incorporación elementos multimediales contribuye a la realización de presentaciones más dinámicas y estimulantes, y a la posibilidad de que el orador tenga referencias visuales a las cuales recurrir como ayuda a memoria o apoyo a sus dichos.

Estos recursos permiten tener puntos de apoyo frente a situaciones en las que los nervios compliquen momentáneamente una presentación.
8. Incorporar el storytelling como conductor del relato
Una historia –sea personal o no- que posea una introducción, un nudo (con cierto suspenso) y un desenlace, no solo funciona en las películas, también es sumamente efectiva en las presentaciones profesionales o académicas. Estar en una postura de estar contando algo puede ser un elemento muy tranquilizador.
La clave es que el relato conecte con las expectativas de la audiencia, sus problemáticas y aspiraciones, y trabaje sobre las emociones del público.
9. Plantearse respuestas para superar circunstancias adversas
Se puede hacer una lista en la que identifiques las probabilidades reales de que ocurran determinadas situaciones (con evidencia objetiva que las respalde) y analizar sus resultados probables y alternativos, a fin de planificar respuestas adecuadas, que permitan superarlas con resiliencia.
10. Visualizar el éxito
Craig N. Sawchuk propone imaginar que tu presentación saldrá bien. El experto entiendo que los pensamientos positivos ayudan a reducir parte de la negatividad sobre tu desempeño y alivian la ansiedad.
¿Cómo puedo mejorar más en presentaciones en público?
Si aún así tienes ansias de seguir mejorando en presentaciones online o las presentaciones online son parte de tu día a día en tu empresa o lugar de trabajo, te recomendamos empezar cursos que complementen tu formación.
Obviamente, los cursos para altos mandos ejecutivos no están igualmente alineados con los de mandos medios. En ese caso, los altos cargos deberían hacer un curso de oratoria para empresarios.
Sin embargo, existe una oferta académica más amplia, cualquier curso de oratoria y comunicación efectiva puede ayudar en ese caso.
Además, también debemos tener en cuenta para hacer cursos sobre creación de Presentaciones Digitales. Como hablamos al principio, el 93% de la comunicación está relacionado a items que no tienen que ver con el contenido si no con sus formas.