La llegada del Covid-19 puso en primera línea de fuego a los trabajadores de la salud y dio prioridad a la necesidad de capacitarlos en los nuevos desafíos.
Con más de 6 millones de infectados y más de 370 mil muertos en todo el mundo, la pandemia dejó en evidencia la realidad de los sistemas de salud de cada país, mostrando en muchos casos problemas de infraestructura, equipamientos tecnológicos, e insumos de protección y seguridad.
Pero el coronavirus también dejó enseñanzas y remarcó la importancia estratégica que debe tener la salud pública, y las consecuencias sociales y económicas que puede representar para las naciones no contar con una estructura sólida.
Si bien América Latina tuvo algunas semanas de tiempo para prepararse antes de la llegada del Covid-19, las autoridades sanitarias de todos los niveles comprobaron que los sistemas de salud de muchos países no estaban preparados para dar respuesta a una pandemia.
El Covid-19 remarcó la importancia estratégica que debe tener salud pública.
Es por ello los diversos Estados de la región instrumentaron soluciones alternativas que permitieran suplir estas deficiencias, como:
- Aplicación de cuarentenas obligatorias y voluntarias.
- Implementación de disposiciones coercitivas de aislamiento social y protección (uso obligatorio de tapabocas, circulación por veredas de única mano o en días por número de documento, cupo limitado de presencia de personas en locales comerciales, entre otras).
- Incentivos a empresas para la reconversión de su producción, a fin de lograr el abastecimiento de productos de primera necesidad sanitaria (respiradores, barbijos, alcohol en gel).
- Reacondicionamiento de espacios (complejos destinados a la realización de eventos, estadios, terminales de pasajeros, universidades y hoteles) en lugares de internación o aislamiento.
Frente a los acontecimientos actuales y ante la comprobación de la debilidad de los sistemas de salud, la sociedad reclama un compromiso más claro y decidido de los administradores gubernamentales y de las organizaciones privadas del sector.
Entre otros reclamos se exige un mejor funcionamiento de los hospitales y centros de salud, y optimizar la gestión y administración de estos establecimientos, al igual que su accesibilidad y calidad asistencial.
La sociedad reclama un compromiso más claro y decidido de los responsables de los sistemas públicos y organizaciones privadas de salud.
No obstante, en diversos países de América Latina se produjeron avances significativos en la Salud Pública en general, y en particular en la administración hospitalaria.
Pero también es cierto que los avances tecnológicos, los nuevos equipos de diagnóstico y tratamiento, las técnicas no invasivas y la nueva generación de medicamentos, posibilitan una mejor asistencia sanitaria.
El problema es que muchos establecimientos sanitarios de la región no tienen acceso a estos recursos por diversos motivos:
- carencia de presupuesto suficiente,
- deficiente ejecución presupuestal,
- no disponer de profesionales capacitados para su utilización.
Actualmente se comprueban notables déficits en el área de Recursos Humanos del sector, tanto en la formación específica de profesionales y trabajadores para gestionar la pandemia, como en la cantidad de personal que se requiere para responder a las crecientes exigencias que enfrenta el sistema sanitario.
Para avanzar en una solución a los problemas que enfrenta la Salud Pública, es prioritario formar a funcionarios públicos, dirigentes y trabajadores, en los fundamentos e impactos que tiene este sector en el desarrollo de un país, y en lograr planificaciones más eficientes y directamente relacionadas con las necesidades de la comunidad.
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